Una de las seis patanas turcas abandona el puerto de La Habana rumbo a Guyana

Una de las seis patanas, que aún brindaba servicios en la Isla, abandona la bahía de La Habana rumbo a Guyana. (Foto de referencia © DW – YouTube)

Una de las seis patanas turcas, que aún apoyaban el servicio de generación eléctrica de Cuba, abandonó el puerto de La Habana para dirigirse a prestar servicios en Guyana.

El movimiento se produce tras meses de crisis energética en el país caribeño, y justo cuando el Gobierno cubano se enfrenta a la crisis energética más grande desde la década de los 90.

De un máximo de ocho embarcaciones con las que se contaba en febrero del año pasado, dos abandonaron las aguas nacionales en julio de 2023, luego de casi seis meses de servicio, ocasionando un déficit de 170 megawatts (MW). Ahora, una tercera también tiene un destino similar, quedando cinco de las centrales eléctricas flotantes aún prestando servicios.

Las patanas fueron una solución provisional ante la incapacidad del Sistema Eléctrico Nacional de satisfacer la demanda, resultando en constantes apagones. Vicente de la O Levy, ministro de Energía y Minas, destacó en una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) que la salida de las dos embarcaciones obedecía al cumplimiento de los contratos establecidos.

El contrato con la empresa turca Karadeniz Holding, descrito por De la O Levy como “el mejor negocio que se hizo”, implicó el alquiler de las patanas flotantes con un costo mensual no revelado públicamente. Según las cifras reveladas por el gobierno, las patanas proporcionaban 633 MW; sin embargo, el costo del diesel necesario para su operación no era incluido en el contrato y tenía que ser proporcionado por el cliente, lo que llevó en varias ocasiones a la paralización de la mayoría de las unidades.

La Unión Eléctrica (UNE) emitió un comunicado el 24 de febrero de 2024, confirmando que cinco de las seis patanas activas no estaban en funcionamiento por la falta de diesel. Esta situación ha intensificado las críticas hacia la gestión del contrato y el manejo de recursos, ya que se sigue pagando el alquiler diario de las patanas, aunque estas no estén generando electricidad.

La situación energética en Cuba continúa siendo un tema de preocupación nacional e internacional, con implicaciones para la estabilidad económica y social de la Isla. La partida de la patana a Guyana podría señalar un cambio en la estrategia energética del país, o simplemente el fin de un contrato que ya no se sostiene ante las actuales circunstancias económicas y logísticas.

Hasta el momento, el régimen de La Habana no ha explicado si la partida responde a la estabilidad de las termoeléctricas nacionales, que durante los últimos meses han sido más inestables que nunca, o al simple hecho de que no puede afrontar los costes de alquiler necesario para el servicio, como ha ocurrido con otras compañías.